2 - 2
"Solanum lamentus"
Jugadores y goles:
Rojos: Dámaso, Felipe, Juan Carlos, Jose D., Jose M.(1), Marcos, Javier A.(1)
Azules: Javier, Paco, Fernando(1), David (1), Rubén, Diego, Carlos
Esta es de las crónicas que uno disfruta escribiendo. Es una oportunidad para hacer leña del árbol caído, prenderle fuego, arrimarse al calorcito que desprende y recostarse con una sonrisa de oreja a oreja. Pues anda que si llegamos a ganar nos mandan directamente al infierno. Y no anduvimos lejos, de haber disputado los 10 minutos que solemos jugar de más, nos llevamos el gato al agua, el ratón, la mosca, la rana,... cuando la rana se puso a cantar... vino el presi y se puso a llorar.
Con innumerables bajas y el fichaje "in extremis" de un nuevo espartano - bienvenido Rubén -, por fin tuvimos un partido en igualdad numérica y reglamentaria. Esta vez no existió la conspiración judeomasónica habitual a la hora de conformar las alineaciones.
En los primeros compases la igualdad era patente, sin oportunidades claras en ningún bando. Los estrategas sacaron su libreta esperando una oportunidad cimentada en el error del contrario más que en el acierto propio. Pero nada más lejos de la realidad, los rojos sacaron el tiralíneas que aún guardaban en la cartera de cuando hicieron el bachillerato y Jose M. marcó con una especie de espuela-churro de espaldas y al primer toque: el Mikasa traza una trayectoria endiablada que sorprende a propios y extraños, me pilla adelantado y me supera por alto.
Los azules seguimos luchando con espacio para tocarla. Diego lo intenta una y otra vez por la banda. Rubén y David suben y bajan incansablemente, Fernando remata lo que puede, y Paco y Javier se entregan en defensa. Pero no entra ni a la de tres.
Los coloraos aprovecharon los irremediables huecos que íbamos dejando. A Javier A. no le tembló el pie y clavó el 2-0 en un balón muerto en la frontal. Entre medias pudimos ver los revolcones por el barro de Diego y Jose M., a Juan Carlos perfeccionando su control del balón -no sé cómo llamarlo, es una mezcla de salto de bailarina y picotazo de escorpión-, a Felipe buscando puerta desde 40 metros -vale, una vez lo metiste pero ¿no te cansas?
Pudieron caernos un par de goles más que salvamos gracias a la transformación del presi. Suele reventar el balón (y todo lo que pille por delante) pero le dio por ser sutil he intentó colocarlo a la escuadra. Vamos, bailarina cien por cien.
Sin embargo en el último minuto les metimos un buen apretón. Javier, desde la banda, le telegrafió a Fernando un testarazo que cruzó ante la salida de Dámaso. GOOOOOOOOOOOL en las Gaunas -que diría Gaspar Rosety-. En el escaso tiempo añadido, 30 segundos mal contados, presionamos por todo el campo. Les metimos el miedo en el cuerpo, les temblaban las canillas, en la banda el público se mordía las uñas, el árbitro mira el reloj, el cielo se nubla repentinamente a pesar de las predicciones, y pasó lo que tenía que pasar: Fernando se desmarca, atrae a toda la defensa consigo y habilita a David que marca a placer.
¡¡ GOOOOOOL, GOL, GOL,
GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLLLLLLLL !!