jueves, 15 de diciembre de 2011

Spartian Cronical - Un romántico





4         -        9
Solanum goleatus est
Jugadores y goles:
Rojos: Dámaso, Marcos, Felipe(1), Alejandro(1), Diego, Jose(1), Martín, Juan Carlos(1)
Azules: Carlos(1), Javier, Paco A., Paco P., David(1), Juan(3), Roberto(1), Fernando(3)

Árbitro:
Ninguno, y que ni se le ocurra acercarse

Incidencias:
Roberto no llegó tarde.
Un penalti en cada portería, ambos transformados.

A Juan se le rompió una uña
Recibimos la visita de Jose GFR (cada día se le ponen los dientes más largos)
Juan Carlos volvió a marcar


No sé por donde empezar. A la vista del resultado final es difícil hacerlo sin caer en los tópicos, pero no hay más vuelta de hoja, ni más cera que la que arde, ni dos sin tres o, más bien, sin nueve. Y es que, de cuando en cuando nos gusta ponernos el traje de faena y recordar a los aspirantes quién es el vigente campeón y quién seguirá siendolo por mucho que les duela y por mucho mikasa blanco, amarillo, o rosa, que nos impongan. Precisamente con dicho balón no conocemos la derrota: claro, somos un equipo tan técnico ...

De verdad me resulta cada vez más dificil recordar todos y cada uno de los goles, y no es por falta de empeño, es que me hago mayor y las pocas neuronas que me quedan las consumo soñando con el gol perfecto. Quizá lo hayamos visto hoy, y no es el penalti que le he marcado a Dámaso (ese queda en anécdota caprichosa), me refiero a la triangulación de tiralíneas con remate final de Roberto, de tacón cruzado, que traspasa leeeeeeeentamente el marco de Dámaso: una verdadero gol romáaaaantico.

Para entonces posiblemente fueramos ya 6-0 (si fuera futbolín en vez de futbol 7...) Juan y Fernando se ponían literalmente las botas, Roberto y David corrían como gacelas buscando la espalda de su rival, los Pacos acompañados por Javier resultaban infranqueables: el que no despejaba el balon soltaba la patada, y un servidor se lo pasaba como un enano con el balón en los pies. 

Por su parte, todos los rojillos tuvieron su momento de 'gloria': a Marcos no se le vió por la banda, quizás mermado por su maltrecha rodilla, Felipe sacrificado en defensa, Diego desubicado después de probar las mieles azulonas, Jose sin chispa ¿demasiado gimnasio?, Martín enredado en sus propio regates, Juan Carlos a lo suyo -pues le reviento-, Alejandro enrrabietado pero poco efectivo, Dámaso de cháchara con una rubia acosadora del público ¿o era un rubio? uuyyyy,...

A última hora los rojillos se lanzaron a la desesperada, que no es la morena del bar, y lo único que consiguieron fue un intercambio de goles para maquillar el resultado final que, dicho sea de paso, pudo haber sido un 10-3 de no haber sido por las artimañas de algunos.

Se me olvidaba, ya tenemos himno por obra y gracia de los mesoneros. Solo nos falta saber de donde procede tan apasionante melodía y reproducirla como politono.

 


viernes, 2 de diciembre de 2011

Spartian Cronical - La revancha mikasiana

2         -        4
Solanum espuelatus est 

1-0 Jose
1-1 Fernando
2-1 Jose
2-2 Fernando
2-3 Fernando
2-4 Diego

¡MIKASA, MANO, PENALTI, CAPULLO, GOOOOL! OEEEEE, OE, OE, OE, OEEEEE, OEE ... así podríamos resumir un partido que por fin jugamos como mandan los cánones (7 contra 7), para correr, dejarse los pulmones, el corazón, el alma, y algunos hasta el reloj.

Habitual equilibrio inicial, mientras hubo fuerzas, con defensas en su sitio y saliendo al ataque con calma y de forma organizada. Un espejismo, que se desvaneció después del primer gol de Jose: un balón peinado -no tendrá otra cosa que peinar- que me sorprendió a media salida.

Las oportunidades se sucedían una tras otra del lado rojillo. Pudieron encarrilar el partido en varias ocasiones pero el miedo escénico, la ansiedad, la glotonería, les hizo cometer errores más propios de alevines que de profesionales que dicen ser. Está claro, necesitan un nuevo estímulo, otra musa que les inspire y la del bar no les acaba de convencer. Por buscar un símil que entendamos todos, podríamos decir que no se les levantaba, pero va a sonar un poco soez así que lo dejamos en que tenían la pólvora mojada.

Lo que no se levantaba, pero del suelo, era el Mikasa que estrenábamos. Si señor desvirgamos un balón de hace más de 30 años. Creo que Fernando lo ha tenido guardado en el armario durante todo este tiempo esperando una oportunidad para iniciarlo con un hat-trick y vaya si lo hizo: a pesar de la extrema dureza del plastificado esférico, a pesar de los 87 fallos solo delante del portero, al final Fernando cumplió su sueño y mojó tres veces. Fernando, eres mi héroe, por mí puedes sacar más cosas del armario... pero no te pases.

Así llegó el empate a uno, un balón sin dueño, un Martín desprevenido, un Dámaso despistao y un Fernando enrrabietao. Los minutos pasaban y hacían mella sobre todos sin excepciones. Se presagiaba un partido alocado donde los correcaminos gozarían de innumerables oportunidades. Así llegaron las internadas por las bandas rojillas. Como resultado, mencionar: la especialidad de Juan Carlos, la espuela, la forma más fácil de darle al mikasa sin romperse en dos, más de un poste que también juegan y son grandes amigos míos, y por fin el segundo gol de Jose, otra vez con la testa pero esta vez fusilando a quema ropa.

Fue entonces cuando llegó la jugada que decidió el devenir del partido. Una mano loca de Javier (papá pitufo) provocó un penalti que Juan Carlos quiso ejecutar para desterrar los fantasmas que le acosan de cara al gol. Craso error amigo: la araña negra afiló sus uñas lo suficiente como para sacar mikosa bajo los palos. Fue el acicate que despertó a los azulones de su letargo y les abrió las puertas de la gloria. Comenzó el acoso y derribo sobre Dámaso-gargamel y, aunque costara, finalmente sucumbió. Segundo gol de Fernando y los rojillos heridos en su orgullo iniciaron otro tipo de enfrentamiento: el psicológico. Que si mano de Juan, que si penalti, que si ahora no lo tiro, que si fueras de juego, que si tu falta es más falta que la mía, ... vamos lo normal en estos casos.

En los últimos 5 minutos de nuevo resuelve Fernando, ya más inspirado, e inmediatamente, ante el desconcierto generalizado, Diego roba un balón en defensa, amaga el pase largo, recorta a un oponente, a otro, mira fijamente a los ojos de Dámaso, estudia por donde golpear al balón, piensa en su familia, en qué cenará esta noche, en las cervezas que le van a caer, en como celebrarlo, y lanza un misil tierra-aire que se cuela por toa la escuadra ¿quien decía que no se levantaba?

Que me perdonen los que no aparecen en la crónica. Allí estuvieron, como los demás, dándolo todo:

Dámaso, Felipe, Martín ,Jose , Marcos, Juan Carlos, Alejandro
Carlos, Javier, Diego, David, Fernando, Juan, Oscar