lunes, 28 de noviembre de 2011

Spartian Cronical - La apisonadora

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¿Está Solanum Gafao?

1-0 Diego
2-0 Martín
3-0 Jose
4-0 Alejandro

Este cronista no puede faltar a su cita futbolera, y a pesar de innumerables incidencias pone a su disposición una vez más el relato de lo acontecido ayer sobre el terreno de juego.

Para empezar, iniciamos el calentamiento muscular con unas cosas redondas, duras como piedras, a las que algunos llaman pelotas. Estuvimos allí “dale que te pego” hasta que a alguien le dio por reducir la presión. Pero se pasó de la raya hasta el punto de que al final jugamos con globos, como de costumbre. Y menos mal, de no ser así alguno hubiera perdido algo más que un ojo: quizá los dos.

Dejando a un lado los detalles más escabrosos, la cosa empezó equilibrada. Es decir, los rojos con infinitas oportunidades fallidas y los azules con infinitos fallos inoportunos. Hubo que sacar la mano a pasear, incluso fuera del área, para contener las acometidas. Tuvimos que pasar por encima de Diego hasta en dos ocasiones, algo que no olvidaría y vengaría más adelante de punterazo espectacular casi sin ángulo…

    ¡ Traidor !  Bonita manera de agradecer las enseñanzas de pitufilandia recibidas en el pasado.

(Así dejó el balon Diego claro que, no hubo más remedio que deshacerse de él)

Sin tiempo para asimilarlo Martín se presentó casi sin querer ante una nube de rivales y les dedica lo que en mi pueblo llaman una romántica, así como... a cámara lenta, con suavidad, sin sobre saltos, acariciándola telegráficamente hasta el fondo.

En un alarde de valentía adelantamos líneas e iniciamos una presión que parecía que podría dar sus frutos. Sin embargo, Dámaso se encargaba de desbaratar cada intento. Y digo yo: ¿porque no se jubila ya? que deje sitio a los jóvenes que vienen empujando fuerte y así los partidos saldrán más equilibrados. ¡Si es que no hay manera de encajarle un gol, leñe!

La cosa se complicó cuando Pacopo quiso regatear en un palmo a toda la delantera rojilla. Evidentemente lo suyo no son las distancias cortas y el regalo lo aprovechó Jose con un tiro raso y cruzado ante el que había dos opciones: estirarse desde el pie al pescuezo aun a riesgo de maltratar las costillas y descuadrar las cervicales que, por cierto,  mi dinero me cuesta recolocarlas por el fisio -¿me dejáis pasar la factura?- o ver pasar el balón. Estaba claro: 3-0 y nada que objetar.

Dámaso, mientras, a lo suyo: en alguna ocasión sacó a pasear a su amiga palomita para lucirla ante el personal. ¡Que asco le tengo!.. a la palomita.

(así cualquiera)

Y como suele ocurrir cuando falta el oxígeno y las piernas de los mortales no responden, a Alejandro le da por correr: por la banda, por el centro, con balón,  sin él, ... pero ¿ande vas alma de cántaro? pa que, si no es por no meterla, pero es que asin no tiene ni pu*a gracia. Pa correr solo pues te quedas cuando acabemos y metes todos los goles que quieras. Si te van a aplaudir igual. Te lo digo desde el cariño: retírate ahora que estás en to lo alto y no te olvidaremos nunca jamás.

Juan Carlos tuvo su oportunidad pero ... otra vez será

jueves, 10 de noviembre de 2011

Spartian Crónical - El día que despertó la bestia


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In Memoriam Tiger Stadium


Son las 22:00 e inicio esta crónica aún bajo los efectos verborreicos del cereal fermentado, será la causa por la que afloran sensaciones extrañas como la de salir contento y feliz de un partido que hemos perdido de aquí a Lima. Nos ha pasado por encima un tren de mercancías de 40 vagones dobles cargados hasta los topes, ha descargado sobre nosotros toda la miiiieeeeerda que portaba y encima parece que son ellos los que se van a casa con mal sabor de boca.

Y es que podían haber caído catorce o quince pero se quedaron en cinco. Dos goles de Javier Ayuso, el primero de tiro cruzado abriendose paso entre muslos y pantorrillas cual pasarela de los ángeles de la Secret, si no fuera porque lo acaricié con la punta... de los dedos. El segundo del mismo autor con la colaboración de Jose que se cruzaba por allí lo justo como para nublarme la vista: sin mariconadas ¡eh!, que no es mi tipo.

Entre vapuleos y vilipendios transcurría la tarde. Ellos tocaban, triangulaban, y corrían como demonios. Nosotros parecíamos pollos sin cabeza incapaces de enlazar dos pases seguidos cuando Jose aprovechó para darnos la puntilla. Un 3-0 que nos deja con caras largas, pero que muuuuuy largas.

Entonces algo ocurrió, algún cometa atravesó la galaxia de Andrómeda y por un momento pensamos en la posibilidad de la remontada. Sobre todo a raiz del bailecito caribeño tipo lambada con el que se soltaron Javier Rueda y Juan Carlos: en un balón dividido echaron un pulso y acabaron ambos por los suelos. ¡A su edad, y los dos con familia y bocas que mantener! Ya se sabe que el roce hace el cariño y, claro, todo el día sentados el uno frente al otro... es lo que tiene.



Aquí es cuando la cosa se pone rara, pero rara rara de narices, más bien de cojones, si a alguien le queda uno sano. Como si se tratara de una conspiración judeomasónica, los rojillos ponen todo su empeño en empalarme, una vez más (no sé, esta situación me resulta familiar) y poco a poco lo van consiguiendo. De repente emergió la figura de la noche, con más casta que cabeza, con más corazón que técnica, con las mismas tripas,...

¡Id con cuidado que habéis despertado a la bestia!

¿No sentís los temblores desde los entrañas de la tierra?

¡Arrepentíos de vuestras fechorías, que todavía estáis a tiempo!

Así llegó nuestro primer gol: un mete-saca entre Diego y Dámaso. Con un pie, con el otro, con la uña, con el lóbulo de la oreja izquierda, ... ese balón entraba sí o sí, y si no también (3-1).

Alex, el calvorota más técnico de todos los calvorotas, mete un gol poco menos que de rebote, de chufla vamos (4-1), y eso que dispuso de oportunidades para hacer un 'jar-tris'.

Ante tanto frenesí y aprovechando el desconcierto, Jorge pilla el balón en su propia portería, se recorre todo el campo sorteando a propios y extraños, y suelta su afamado zurdazo que tanto encandila a Dámaso. Pues eso 4-2 y a ponerse el traje de faena.

Para acabar, Juan Carlos, contagiado de tanta insistencia, consiguió llevarse el gato al agua con un remate cerrado, después de haber fallado... todo, pero todoooo, todo (también se llevó un caño y la eterna duda de si fue intencionado o no)

Ahora os dejo, después de cenar y una vez pasada la chispa cervecera y con ella la inspiración.